jueves, noviembre 24, 2011

Números...

Hoy le tocó el turno a abogados y exhibidores explicarnos su parte en este negocio del cine. Queda claro que los abogados son un mal necesario, y los distribuidores peor. Los distribuidores tienen que negociar con cuchillo calado los números de cada película con los exhibidores, y cada parte de la cadena se va quedando con su parte. En los últimos 10 años, de 500 películas mexicanas, solamente 15 han recuperado su inversión.

El ejercicio de lo que va quedando después de la tajada de cada eslabón de esta cadena es la que sigue, considerando un boleto de $50 pesos:

$43 - se descuenta 16% de IVA (es lo primero)
$42 - se descuenta 1.66% por regalías a los artistas musicales (¡gracias Venus Rey!)
$21 - El exhibidor se queda con el 50% - 60% la primera semana, luego eso sube a 70%
$12 - el distribuidor descuenta el 20% de los $42 anteriores a la tajada del exhibidor
El productor tiene que pagar $10,000 por cada copia de la película y otros gastos como carteles, le quedan:

$9 pesos. Usualmente es el último en recibir su parte y esa cantidad ya la debe a alguien.


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miércoles, noviembre 23, 2011

Pegar el palo

Esta semana he estado ocupado con un seminario de producción cinematográfica en la Cineteca Nacional; se intentan tratar seis puntos que tocan varios aspectos de la producción en México. Hoy tocó la parte de financiamiento tanto privada como pública, y no es por darme de sabiondo pero ya tenía cierto conocimiento de las experiencias contadas durante este evento. Aunque no tenía cifras exactas como que en los últimos diez años, de 500 películas producidas con estímulos del gobierno (dinero de impuestos), solamente 15 han logrado recuperar la inversión.

Un dato que sospechaba pero no tenía seguridad es que los presupuestos de películas realizadas en México es muy inflado respecto a otros países, incluyendo Estados Unidos, esto en parte se debe a todo el dinero fácil (soft money le llaman) disponible, el cual hace que la cadena productiva aproveche y cobre mucho más de lo correcto. Es decir, el dinero se encuentra en dar servicios para el cine, no en producirlo. Esta sospecha la tuve desde el día en que solicité el costo de transferir el cortometraje Un duelo que hice hace un par de años a cine, el costo que me dieron fue de $18,000 dólares por un corto de 4 minutos, cuando un laboratorio establecido en Texas cobraba $1,600 dólares.

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sábado, noviembre 12, 2011

Capítulo uno

Estoy recostado sobre mi cama de hotel cuando suena el teléfono, -¿bueno?- respondo medio atarantado por la siesta vespertina.

La voz del otro lado me dice: -¿Sr. Claudio? soy Control Ce, ya vine con la camioneta-.

Al salir me encuentro al moreno norteño recargado sobre la camioneta, resaltan sus botas de piel de víbora y escaso bigote, bueno, tan escaso como el mío.

-¿Le ayudo con su maletín?- me dice Control Ce en tono de pregunta que no espera respuesta, al mismo tiempo que lo coloca sobre la caja del vehículo.

Al subir a la camioneta noto inmediatamente que el final de la palanca de velocidades tiene una esfera transparente con un alacrán amarillento en su interior. -Es de los güeros- me dice Control Ce, -pero ya ni son tan venenosos como antes; ahora al llegar al hospital los doctores se esperan a ver si uno se tuerce para poner el suero-.

La camioneta circula rápido por la avenida principal de Durango. Acostumbrado al tráfico de la capital me asombra descubrir que se puede cruzar la ciudad en pocos minutos. Finalmente llegamos al restaurante que tanto me habían platicado. Sentado en una mesa de la esquina se encuentra Control Ve, el gemelo de Control Ce. Apenas nos ve ingresar se incorpora y me cede un asiento, al su carnal le regala un zape. Nunca supe la razón.

-¿Qué es tan importante?- le digo a Control Ve.

-Primero tomemos un poco de este mezcal amembrillado-, responde -pa luego tenemos tiempo de platicar sobre lo otro-.

Y efectivamente, para otro momento quedó el tema que me llevaría hasta Durango.

jueves, noviembre 10, 2011

Finalista, el comienzo de algo

Hace un tiempo, Anima Estudios (Don Gato, La leyenda de la llorona, El chavo del 8) convocó a un concurso para coproducir un cortometraje animado. Hoy me avisaron que soy finalista y que debo estar en Querétaro para el día 12 de noviembre, cosa que veo complicada gracias a mi viaje a Durango. En caso de ganar ellos pondrían sus recursos para crear el cortometraje de la historia que escribió Camilo, mi hermano. Yo sería el director y en parte propietario de los derechos.

Este cortometraje de tres minutos lo intenté realizar hace dos años pero no pude lograr una coproducción. En mi búsqueda comprendí que organismos como IMCINE tienen apoyos mínimos a la producción pero con condiciones muy desventajosas para el autor, cosa que me parece lamentable. Lo peor es que al final los cortometrajes realizados son financiados por los impuestos de todos, pero son vistos por muy poca gente ya que limitan su exhibición a un puñado de festivales. Deberían ser del dominio público desde mi punto de vista.

Ya veremos si esto es el inicio de un nuevo proyecto animado.

ACTUALIZACIÓN: Recibí la noticia tarde y sin muchas explicaciones, pero hoy por la mañana acabo de ir a la página de la convocatoria y por el número de finalistas tengo la impresión que en realidad los afortunados somos todos los que enviamos los documentos correctamente. Las probabilidades de ganar se disuelven como el agua.

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Durango


Me encuentro en Durango para dar un taller de animación en el Tecnológico de Durango, universidad pública que decidió yo podría aportarles algo. De forma muy interesante organizan un simposio en el que los estudiantes se encuentran a cargo (orientados por los profesores), e invitan a personas de afuera. estrategia muy inteligente considerando que la industria en el estado parece ser mínima.

Al recibir la invitación tuve mis dudas, desde luego se encuentra la mala fama del estado, pero por otra parte fue la inspiración para la película Rango, así que su lado bueno debe tener. Desde luego la recomendación de Micho Oskam fue de concentrarme en mis actividades y no salir. Hoy los chavos nos invitaron a cenar a una taquería conocida.

Es la primera vez que visito Durango, y desde luego que tenía mis prejuicios. Pero todo queda olvidado al ver este atardecer afuera del Tecnológico. No podía creer que los locales acostumbrados a este espectáculo no se detenían unos minutos para gozarlo.


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martes, noviembre 01, 2011

Calaquitas...

Anoche fuimos con los niños a molestar vivos y pedir dulces. Sin embargo algo sucedió, los niños crecieron y solos se juntaron a un grupo de niños, entre ellos Botas. Me impresionaba cómo corría Helena para alcanzar a los mayores, rápida como bala, sin llorar por ser dejada atrás. Cada año nos invitan a hacer esta recolecta de dulces en la unidad habitacional de Momo, pero ahora por razones desconocidas no dejaban entrar a los niños a todos los edificios. La frustración de los chamacos era evidente, y en un momento Helena se enfrentó a uno de los vigilantes, exigiendo sus derechos infanties y una explicación de manera cómica. El vigilante no pudo más que responderle con una sonrisa.

Al final juntaron una cantidad justa de dulces, suficientes como para disfrutarlas esa noche porque hoy esos dulces desaparecerán en algún cajón de la casa. Y hoy pondremos el altar para recordar a la Go y mis abuelos.



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