domingo, agosto 09, 2009

De regreso de la Nouvelle Orleans

La semana de SIGGRAPH se me fue muy rápido. Estar tanto tiempo lejos de la familia cuesta e hice todo lo posible para regresar cuanto antes. De hecho debía partir hacia el aeropuerto a las cuatro de la mañana y me preguntaba si encontraría un taxi, pues resulta que a esa hora la mitad de la ciudad se encuentra en fiesta y desde luego hay taxistas para llevar a casa a cuanto borracho anda en la calle.

El 3-D estereo ya se encuentra definitivamente en nuestras vidas y cada semana hay una película de esas en el cine, por lo que mis predicciones de hace un par de años se cumplieron. Lo que ahora parece venir es la convergencia de cine-tv y videojuegos. Pero no es que tengamos videojuegos en el cine, más bien que se va a utilizar la creación automática de imágenes de los videojuegos para producir películas. Generar las imágenes de mi corto de casi tres minutos llevó varias semanas de procesamiento de cómputo, las películas de Hollywood llevan mucho, mucho más que eso y miles de computadoras dedicadas. Durante la convención nos presentaron una película cuyas imágenes salieron directamente de una consola de juegos. Yo creo que otra vez el camino del futuro se encuentra trazado.

Una delegación de empresas mexicanas fueron a promocionarse a SIGRRAPH cortesía la Secretaría de Economía, fue interesante comparar sus trabajos junto a los de empresas como ILM y Pixar. Platicando con un de los jóvenes empresarios me decía convencido que pueden ganarle a cualquiera de esos. Sin comentarios.

Como ya dije se me olvidó la cámara, por lo que no tengo fotos que mostrar esta ocasión, pero si debiera describir N.O. es igual que entrar a un sauna, del cual el huracán Katrina dejó heridas que no han podido sanar completamente.

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lunes, agosto 03, 2009

Big Easy

Ya me encuentro en Nueva Orleans por mi visita anual a la meca de la animación por computadora, SIGGRAPH. En casa se me olvidaron dos cosas importantes: los dólares y la cámara fotográfica. Por un momento estuve meditando el problema que eso implicaría, ya que esta entrada y las que siguen van a estar escasas de imágenes.

Sin embargo a las pocas horas de mi llegada me doy cuenta que lo más presente no es tanto la vista como lo son otros sentidos, el olfato entre estos. Desde el olor dulzón del chofer de taxi, el olor nauseabundo de cerveza barata en las calles del "French Quarter" y pasillos del hotel, el aroma a comida criolla y francesa cercano a los restaurantes, e incluso el piso mojado después de las 2 ó 3 lloviznas del día. Sin ser tan exagerado como en la novela El perfume, todo el tiempo estoy siendo bombardeado por olores, esta es definitivamente una cuidad que huele.


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