viernes, julio 30, 2010

Los Angeles 2010

Se dice que cuando los productores de la película The Omega Man debían filmar una ciudad desierta donde solamente vivía un hombre, decidieron filmar en el centro de Los Angeles, California durante los fines de semana. Durante varias décadas el centro financiero de Los Angeles se mostraba con calles desiertas y edificios fríos. Cuyos únicos habitantes eran los vagabundos y drogadictos, de esos que en las series de tele van empujando un carrito de super.

Hace un par de años los lotes baldíos y bodegas abandonadas dieron paso a un plan de la ciudad para recobrar el centro. Desde entonces han aparecido edificios de departamentos y lofts donde llegan a vivir familias jóvenes. Este año con el motivo de mi visita anual a SIGGRAPH me encuentro con que toda una manzana ha sido acondicionada en lo que llaman L.A. Live. Conjunto de edificios, centros comerciales (no, casi nada cultural), un inmenso teatro (Nokia Theater). y un estadio para partidos de basketball y hoceky. El centro cambió radicalmente y ahora se encuentra lleno de vida. Familias visitando los cines o gente que sale a trotar en las tardes.

Este año tuve también la alegría de presentar en SIGGRAPH (conocida como la meca de las gráficas por computadora) un avance de uno de los cortometrajes que estamos haciendo en el estudio. Nunca me imagjné participar con un trabajo propio, modesto pero propio.

Creo que el 2013 regresaré con toda la familia.

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martes, julio 20, 2010

¡En tres dé!

He estado dándole vueltas a este asunto durante mucho tiempo, tanto que creo debo soltarlo ya.

Hace algunos años tenía claro que se vendría una nueva invasión de películas 3-D, me refiero a esas donde tenemos la ilusión que las cosas salen de la pantalla y que casi las podemos tocar. Poco a poco lo estudios y productores fueron anunciando sus intenciones y juraron un pacto de lealtad a la Fraternidad de los ojos chuecos. El pacto no escrito de la cofradía indicaba que si querían volvar a intentar introducir películas con este efecto y que el público no terminara con dolor de cabeza, entonces todos deberían hacer las cosas bien. Se pusieron a experimentar y contrataron a los pocos expertos que todavía se dedicaban a esa magia oculta, y compartieron los secretos guardados como hueso santo.

Resulta que desde hace dos siglos se sabe que si se muestran dos imagenes o fotos tomadas con distinta perspectiva, el cerebro puede reconstruir una imagen en tres dimensiones. Sin embargo en el cine hacemos nuestra propia realidad, y si por ejemplo se cambia la distancia focal (el punto hacia el que los dos ojos se dirigen) constantemente, el cerebro sufre una especie de calambre.

el cerebro es fácil de engañar con trucos baratos

Las más recientes películas estereoscópicas (3-D pues) han cuidado el pacto, y los directores se cuidan de no estar tirando cosas hacia el espectador, cambiar la distancia focal, en fin, esos y otros pecados que nos podrían sacar de la cofradía del 3-D.

Eso hasta ahora. Resulta que el 3-D tuvo éxito y logró que el público se lanzara a los cines por millones y pagara lo que fuera por vivir esa experiencia religiosa. Y con el éxito todo mundo trató de subirse al tren de la oportunidad, desde las películas en producción que a la mitad del camino decidieron trucar el efecto (Furia de titanes) y mostrar el efecto por planos como si de un View Master de la infancia se tratara. Hasta los fabricantes de televisiones modernas, que ahora podrán reproducir el efecto. Pero con este nuevo poder, vino la codicia y la democratización hizo que los no iniciados rompieran el pacto.

Durante la reciente proyección de una película en 3-D, tuve la horrible experiencia de ver un comercial de esas televisiones. Un minuto en donde no se cumplieron las reglas de confort para el 3-D (objetos dirigiéndose violentamente hacia el público, cambio de distancia focal entre cortes, , objetos cortados a la mitad, etc.), y eso me dio pánico, estoy seguro que la mayoría de las producciones que tendremos en televisión, películas directas a DVD y películas de menos de 100 millones de dólares van a hacer que el público vuelva a odiar... ¡El 3-D!

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domingo, julio 18, 2010

¡Al cine y más allá!

Era obligatorio ir a ver la nueva película de Toy Story. La cinta que me convenció cambiar de profesión, y que ahora mis hijos acaban de descubrir para ver una y otra y otra vez. 15 años más tarden conserva la magia original.

Durante muchos años me sorprendía la parte técnica de las primeras dos partes, realizadas en una época donde las computadoras para animación eran extremadamente caras, y la información de cómo se realizaban era escasa. En esos años intenté aprener de cuanta gente tuviera a mi alcance, y todavía hoy estoy aprendiendo.

Ahora que he podido estudiar con los mismos profesionales que realizaron estas películas, las descubro desde un nuevo ángulo. Es impresionante percibir el toque disitntivo de diferentes animadores en cada escena, las decisiones que cada uno tuvo para resolver su parte en el guión y ver que el conjunto de las piezas encajaron tan bien.

Algo que he podido notar es como a pesar de los 15 años de distancia, la gente de Pixar tuvo cuidado de que las mejoras tecnológicas contribuyeran a mejorar la parte visual pero que al mismo tiempo no se notara diferencia. A mi parecer resolvieron muy bien los conflictos de los personajes y aunque la premisa es similar a las anteriores lograron ontar una historia conmovedora, otra vez.




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