domingo, septiembre 04, 2005

Toletum

Hoy fuimos a Toledo. Esa ciudad medieval queda a unos tres cuartos de hora del centro de Madrid y comparte el mismo clima de la capital, que hoy fue caliente y seco, muuuuy seco.

Por ser domingo la mayoría de las tiendas estaban cerradas y eso hizo nuestra peregrinación un poco más expedita ya que no entramos a cada una de las tiendas de recuerdos toledanos. La cuchillería de Toledo es famosa (al parecer) y mucha gente se compra espadas medievales, me consta. La verdad me da risa ver el paso de esos hermosos cuchillos de cocina toledanos a las espadas medievales made in China, pero este año fue la pasada (se me pegó el acento) cuando encontré en todas partes que vendían las espadas oficiales de la película de El señor de los anillos, desde luego también hechas en China. Yo creo que no estoy en edad para comprar una espada de juguete de 200 euros o soy demasiado joven para comprar una antigüedad moderna de 200 euros, sin embargo pasé un buen rato imaginándome disfrazado de caballero Rohirin o de rechoncho elfo (¡ejem!), ya tendré mansión para ponerla junto a la piel de oso, globo terráqueo y carta de navegación del crucero (ver ¡qué bonito clima! - agosto 2005).

Estábamos caminando al azar por las callejuelas de la ciudad amurallada y nos entró un poco de hambre pero nos detuvimos para que Marianne tomara la foto del interior de una casa, que por dentro tenía un jardín morisco, en ese momento pasó una señora hablando por celular (luego hablo sobre la celularización de los españoles, es enfermiza) y le comentaba a alguien que iba a comer donde los López, en realidad a nosotros no nos importaba mucho que comiera con los López pero como lo iba gritando pues nos tuvimos que enterar, la señora rápidamente giró hacia la puerta de una casa situada a unos cinco metros y entró por ella. Resultó que ese lugar se llamaba Mesón Los López de Toledo, el interior era impresionantemente llamativo y la carta realmente interesante. Después de esperar unos minutos en el bar, pasamos al segundo piso donde se encuentra el restaurant y ordenamos nuestros platillos: Marianne pidió jabalí, Pilar un gaspacho verde (????) y yo lomo de venado. Durante la comida la dueña nos hizo plática un par de veces y nos explicó que esa casa aparecía en el relato del El Quijote de la Mancha, pero con el nombre de Mesón de las sillerías, que eso lo había investigado por años y que la dirección coincidía y que incluso había tratado de encontrar los papeles originales, lo más remoto era una licencia de restaurant de mil seicientos algo.

No tomo lo anterior como cierto, sin embargo el lugar claramente es especial y tiene algo mágico incluso antes de nos hubieran dicho ese cuento, ya tendré que investigar El Quijote.

Por cierto que durante el viaje me compré un pedómetro (nada que ver con algo cacofónico) porque ya estaba cansado de no tener mucha idea de lo que caminamos todos los días, creo que decir que caminamos cinco horas o que se nos pusieron los pies como tamal no es referencia suficiente. El aparato cuenta el balanceo del cuerpo, digamos que tiene una especie de balín y cuando éste sube abruptamente el contador aumenta un paso, también se multiplica este número por la distancia promedio de un paso y podemos tener maomenos la distancia reccorida, hoy dimos casi 10,000 pasos o lo que es lo mismo cinco kilómetros.

1 Comentarios:

At martes, septiembre 06, 2005 10:42:00 a.m., Anonymous Anónimo nos responde...

Más gracias por lo ameno del Blog y las lindas fotos, también por las nuevas postales. Me encanta saber que además, de pasear, se puede teletrabajar. ¡Es increíble! Saludos y mis mejores deseos para todos, Ina

 

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