Treinta y tantos...
El sábado fuimos a la fiesta (así estaba descrita en el correo de invitación) de 35 años de Galo. Como él vivió hasta hace muy poco en Chile, el último cumpleaños que le celebramos fue el de los 30 y creo que antes de eso fue cuando se graduó hace unos 10. La "fiesta" ahora se limitó a que todos se sentaron sobre las sillas dispuestas alrededor de la sala o lo que en su momento debió ser la pista de baile. Las cosas fueron sucediendo en sentido contrario, un par de mujeres colocaron una mesa ratona en medio de la pista-sala en lugar de quitarla, cancelando de esa manera toda posibilidad de baile.
Una fiesta que hubiera invitado al baile hace apenas diez o cinco años, se convirtió en charla para que todos los presentes se pusieran al tanto de sus pos-doctorados e investigaciones en universidades con nombres difíciles de pronunciar. Con la edad nos hemos vuelto unos aburridos.
Una fiesta que hubiera invitado al baile hace apenas diez o cinco años, se convirtió en charla para que todos los presentes se pusieran al tanto de sus pos-doctorados e investigaciones en universidades con nombres difíciles de pronunciar. Con la edad nos hemos vuelto unos aburridos.
1 Comentarios:
Ja,ja, Pipenui. Què buena la descripciòn de los jovenes de tu generaciòn. Ahora, es mucho màs importante tener que ser. Tener cosas materiales, tìtulos profesionales que han sustituìdo a los nobiliarios, etc. y, por supuesto... hay que presumirlos. Se perdieron una buena oportunidad de divertirse mucho. Besos, Ina
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