domingo, marzo 16, 2008

Bodorrio

Jiutepec se encuentra a una hora en coche de la ciudad de México. Si consideramos que diariamente puedo hacer más tiempo que eso de la casa al trabajo realmente no tiene mucho sentido hospedarse en un hotel si hay una boda por ese pueblo, pero algo hacía ameritar unos días de vacaciones antes de ir al evento.

Nos quedamos en un hotel bastante agradable y curiosamente muchos de los invitados a la boda decidieron hacer lo mismo, por lo que parecía boda de película romántica, donde se ve que ocurren muchas historias durante los días previos a la celebración. Ruy se hizo amigo de dos niños que estaban gozando la alberca, uno de ellos nos dijo: "venimos de Morelia a una boda".  Igual podrían ser primos lejanos del primo cercano de Marianne.

Ruy redescubrió lo que es flotar en una alberca, las pilas no se le apagaban antes de las 10 de la noche. Por otra parte tuve la suerte de ver por primera vez sonreir a Helena, algo que se me estaba escapando.

Por el calor típico de esa zona de Morelos la etiqueta del evento marcaba guayabera y pantalón negro, yo vestí mi cubavera (una versión de esa camisa) y algún día espero estrenar mi chalecovera (guayabera sin mangas). Descubrí que mis días en el hospital hicieron que mi ropa ahora 
me quedara un poco menos ajustada. No vuelvo a hacer esa dieta.

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