lunes, diciembre 29, 2008

En el desierto

A 12 horas al norte de Santiago se encuentra Caldera, una pequeña ciudad adentrada en el desierto de Atacama, el más árido del mundo. Mi abuelo nos recibe en su casa en las afueras de la ciudad o lo que es lo mismo, a unas tres cuadras del centro. Nos estamos quedando afuera de la ciudad camino a Bahía Inglesa, un balneario bastante interesante que esta lleno de casas que se ocupan principalmente durante el verano.

La vida en el desierto es impresionante. Aca la gente se acostumbró a vivir en unas condiciones que pueden ser algo rudas. No llueve nunca y cuando lo hace los niños salen de clases para conocer la experiencia de la lluvia. Al mismo tiempo al atardecer salen de no se donde miles y miles de termitas dispuestas a acabar con toda la madera disponible, incluyendo de la que estan creadas las casas locales. Marianne un día se levanta de la cama y aproximándose a una pared me dice: "¿lo escuchas... no estoy loca.. lo escuchas?". Se puede oir a las termitas comerse la pared, y eso que esas mismas unos minutos atras llegaron volando y se liberaron de sus largas alas.

Durante las noches disfrutamos un poco de las estrellas. Se puede ver bastante bien la via láctea, aunque como estamos en el sur no estoy muy familiarizado con las constelaciones de esta lado del mundo.

Curiosamente estoy leyendo un libro de Darwin donde describe estas ciudades que conoció cuand0 vino en el Beagle. De Copiapó (ciudad vecina) la describe tal cual es actualmente y se asombra que las plantas crecen en condiciones que en otra parte del mundo se marchitarían.

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