Pipe Nui

Apenas hoy pudimos ver a mi madrina Gladys, quien andaba con la agenda un poco ocupada. Ella llegó como a las 7 p.m. para llevarnos a cenar al Rincón de los canallas, un famoso lugar (picada le dicen aca) en el centro de Santiago al que llegaban algunas personas a las que les agarraba el toque de queda a mitad del camino a casa. Para entrar se llega por un pasillo medio oscuro a una puerta de metal que ahora ya no simulan y al tocar piden santo y seña desde adentro, una vez provistos de permiso para entrar nos saludan todos los comensales con un "¡adelante, canallas!". Hoy estaba vacío el lugar, pero en fines de semana suelen estar llenos y con musica en vivo hasta altas horas de la noche, recordando la época de la dictadura en el que los comensales se retiraban al terminar el toque de queda a la mañana siguiente. El lugar es como una pequeña casa y todos sus cuartos tienen mesas, las paredes llenas de mensajes, fotos y otros objetos dejados por los visitantes, mezcladas con imágenes clásicas de los 70s.

El menú de el Rincón es bastante bueno y todos sus platos tienen nombres sugerentes como Vietnamita, Terrorrista, Chile libre, etc. y además de ser bien servidos son relativamente económicos. Digamos que comimos cuatro personas con menos de lo que normalmente saldría comer a dos.

Si alguien desea saber la dirección y el santo y seña del El rincón, que me llame canalla.